El sueldo del mendigo y del banquero
- VERA GUTIÉRREZ CALVO - Elpaís , Madrid - 03/10/2007
Dos partidos que se autodefinen de izquierdas, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) e Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds (IU-ICV), llevaron ayer al pleno del Congreso la que, según ellos, es la propuesta del futuro en Europa: la creación de una Renta Básica de Ciudadanía "universal e incondicionada", un sueldo que cobrarían todos los ciudadanos -niños, adultos y ancianos, lo necesiten o no, sean pobres o millonarios, quieran trabajar o no- y que pagaría el Estado con el dinero de todos los contribuyentes.
La propuesta -que no salió adelante- fue tachada de "reaccionaria", "inviable", "insolidaria" y hasta "diabólica" por el resto de grupos parlamentarios. "Pero esto que piden, ¿qué es? ¿La creación del derecho a no trabajar, subvencionado por los que sí trabajan? ¡Es tremendamente insolidario, diabólico!", protestó Emilio Olabarria (PNV) sin terminar de dar crédito a la proposición. Baudilio Tomé, del PP, estuvo de acuerdo: "Es un subsidio para ricos y pobres. Un sueldo por no trabajar, un derecho a vivir a costa de quienes sí trabajan", resumió. Después de lo cual aprovechó la ocasión para denunciar la "desorientación de la izquierda" que sostiene al Gobierno, a pesar de que el PSOE ya se había manifestado en contra de la propuesta.
A todos los embates respondieron con resignación Joan Tardà (ERC) y Carme García (IU-ICV): tenían asumido que su idea no calaría pero, según dijeron, se consideraban obligados a "abrir el debate". Alegaron que hay que innovar el Estado del Bienestar y que ésta es la fórmula: una renta mínima universal que sustituiría al resto de prestaciones que ahora da el Estado (pensiones, subsidios por desempleo, ayudas a sectores desfavorecidos) siempre y cuando fueran inferiores a esa renta.
"Hoy puede parece descabellado, pero en 15 años será el debate de mayor profundidad en Europa", dijo García, que adelantó cómo se financiaría: con una reforma del IRPF para que los "ricos muy ricos" paguen más. "Y se ahorraría dinero. Ahora existen más de 30 prestaciones distintas y cada una con un ejército de controladores", añadió. Tardà fue aún más entusiasta: "¡Esto puede acabar con la pobreza! Daría independencia a los trabajadores frente a los empresarios, y a los jóvenes y a las mujeres".
La renta la cobraría todo el mundo y su cuantía nunca sería inferior al "umbral de la pobreza", fijado en el 50% del "ingreso medio". Esto es, en España ese sueldo sería de unos 10.000 euros anuales para los adultos y 5.000 euros para los menores. Lo cobrarían igual el indigente y el banquero, el trabajador y el parado y, también, quien manifestase expresamente que no quiere trabajar. Por eso Carles Campuzano, de CiU, tachó la idea de "simplemente, reaccionaria".
El socialista Miguel Ángel Millán fue más suave: no puso adjetivos, se limitó a hacer cuentas. "La medida tendría un coste de 310.000 millones al año, más que todo lo que el Estado va a ingresar en 2008", afirmó. No habló de disparate presupuestario ni del miedo a que al ministro de Economía le diera un soponcio, pero se deducía del cálculo.
"Sé que llevará tiempo, pero es profundamente innovador: la renta universal garantiza que nadie viva sin dignidad en ningún momento de su vida, le pase lo que le pase, y no es un refugio para vagos: es muy improbable que alguien deje de trabajar por cobrar ese mínimo", se defendió la portavoz de IU-ICV. Olabarria le replicó con una afirmación que tampoco resultó muy creíble: "Yo ya he hecho una encuesta en la Cámara y nadie estaba dispuesto a seguir trabajando".
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